Esos libros también mostraban un fuerte prejuicio contra cualquier tipo de certidumbre. Todos sus autores parecían profundamente molestos por el hecho de que, en el actual clima intelectual, los no creyentes normalmente piensan que los cristianos sonamos arrogantes y estrechos de mente cuando declaramos que la Biblia es infaliblemente verdad y que
Jesús es Señor sobre todas las cosas. Se sentían especialmente incómodos con la idea de decir que otras religiones son falsas.
En cambio, decían ellos, nosotros deberíamos aceptar y adaptarnos al cambio en las actitudes seculares hacia la verdad y la certeza. Nuestro diálogo con personas de diferentes creencias y perspectivas opuestas ahora tiene que ser un intercambio en el que se hagan concesiones mutuas. Eso significa escuchar con comprensión, ser siempre flexible con nuestro propio punto de vista, afirmar tanto como podamos, estar más ce acuerdo que en desacuerdo, evitar con cuidado puntos de verdad que puedan ofender, y buscar siempre un terreno común.
En otras palabras, debido a que vivimos en una cultura muy complicada pero con retos epistemológicos, la certeza en cuanto a cosas espirituales automáticamente da la impresión de Ser, o bien arrogante O bien ingenua. Deberíamos, por tanto, enfocar ahora las diferentes perspectivas Sobre la fe como pacificadores en lugar de como predicadores. Algunos llegaban hasta el extremo de sugerir que hasta nuestros servicios de adoración colectivos deberían mostrar un diálogo abierto sobre varios puntos de vista en lugar de ser un sermón en el que una persona simplemente expone lo que la Biblia enseña. También decían que necesitamos estar preparados desde un principio para hacer concesiones como parte del proceso de diálogo. En palabras de un escritor W. Es importante notar que diálogo no es debate; para que el diálogo sea efectivo, tenemos que resistirnos a la urgencia de aislar a las personas y enmendar lo que dicen. Un diálogo saludable implica entrar en la realidad del otro… En el diálogo, no se permite quedarse donde uno está; uno debe avanzar hacia la perspectiva de la otra persona Varios libros de los que leí Sugerían que baile es una metáfora mejor que la de guerra para describir cómo los cristianos debieran interactuar con otras perspectivas sobre el mundo. Hasta aquí en cuanto al versículo 3 de Judas.
El Jesús que no puedes ignorar: Lo que debes aprender de las confrontaciones descaradas de cristo – John Macarthur
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