Dicen que un instante puede cambiarnos la vida. Que un encuentro al que no damos importancia puede convertirse en el suceso que marque toda nuestra existencia. Dicen que puedes ser testigo de ese intervalo fugaz y mágico en el que la rueda del destino se detiene, duda y termina variando la dirección y ocasionando que nada vuelva a ser igual. Tampoco él supo distinguir ese momento clave en el que su
propio universo, absolutamente perfecto, comenzó a quebrarse. No entendió la trascendencia que tendría ese segundo exacto ni vislumbró el motivo por el que de pronto se le aceleró el corazón.
Nada le hizo presentir que estaba asistiendo al sencillo hecho que iba a alterar todo su mundo y que, sobre todo, iba a cambiarlo a él. Esa tarde, el otoño burbujeaba en ocres y amarillos en el extremo noreste de Crystal Lake. El sol desaparecía en el horizonte y los ya débiles rayos penetraban por entre las copas de los árboles dorando las tranquilas aguas del lago y la fachada principal de la solitaria casa victoriana.
El lugar de la religión lo ocupara en China el pensamiento moral, basado en unos principios filosóficos determinados, y es esa ausencia de condicionamientos por parte de la religión lo que distingue a los sistemas filosóficos chinos de los sistemas filosóficos de Occidente.
Donde Siemprees Otoño – Angeles Ibirika
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